Archive for enero 2012

ESPAÑA: UNA ENFERMA MAL MEDICADA

Como ya sabrá el lector que me va conociendo a lo largo de mis artículos, soy un seguidor habitual del videoblog de Iñaki Gabilondo, en la web de El País. Coincido en muchas de sus opiniones y, en general, me agrada su particular interpretación de la realidad. Además, utilizo su blog para expresar, a mi vez, mis propios puntos de vista. Hoy lunes el comentarista reflexionaba acerca de la desmoralización que, a su juicio, se va apoderando de la sociedad ante las malas noticias que se suceden día a día, sin que los gobernantes  ni la clase dirigente nos den muchos motivos de esperanza o nos muestren con nitidez hacia dónde nos encaminamos.

Ciñéndome sobre todo al plano de la economía de nuestro país, he escrito tres comentarios en la mañana de hoy, los cuales reproduzco a continuación:

I – Suscribo lo que dices, Iñaki. Aunque sospecho que la desmoralización y la irritación por todo cuanto está pasando afecta de manera desigual a unos y a otros. Todavía se leen muchos comentarios que aplauden ciegamente el cambio político que se ha producido recientemente en España, al tiempo que siguen culpando a Rodríguez Zapatero de haber llevado a la ruina al país entero; me temo que el argumento de la «herencia recibida» se va a seguir oyendo durante un tiempo.

En el plano económico, el bombardeo continuado de malas noticias (nivel de paro, recortes presupuestarios, falta de crédito, acoso de los mercados, múltiples reuniones de dirigentes al más alto nivel que no resuelven nada) genera mal humor, angustia y desesperanza. En el plano judicial, podemos comprobar que el concepto de justicia está enormemente devaluado, pero da la sensación de que es algo inamovible. Nadie es capaz de cambiarla, so pena de sucumbir en el intento.

Es muy urgente que el PSOE resuelva cuanto antes sus problemas internos y vuelva cuanto antes al primer plano de la política activa, para desarrollar una oposición efectiva y revalidarse como alternativa de gobierno. Mientras tanto, sólo nos tenemos a nosotros mismos, con nuestro espíritu crítico, para analizar la realidad y denunciar lo que nos parece injusto. Ojalá nuestra voz tuviera más eco y fuéramos capaces de llegar a oídos de los gobernantes con mayor contundencia.

Ahora que el desempleo constituye el problema número uno, y sobre todo el paro juvenil, quiero denunciar desde aquí, una vez más, la práctica perniciosa de numerosas empresas españolas consistente en «trasladar» trabajos más allá de nuestras fronteras, destruyendo empleos desempeñados por españoles. Se trata de la DESLOCALIZACIÓN, fenómeno sumamente negativo para nuestra mano de obra y que, por increíble que parezca, ni se denuncia ni es objeto de debate. Paradójicamente, todo el mundo parece rasgarse las vestiduras ante nuestro nivel de desempleo, mientras esta sangría continúa sin cesar.

Saludos, Iñaki, y ánimo y coraje para todos.

II – Noticias que irritan y desaniman:

1) Recorte de 600 millones de euros en I&D.

2) Recorte de 200 millones de euros en RTVE, justo cuando el ente público ha logrado el máximo grado de independencia y calidad informativa de toda su historia.

3) Spanair cierra por inviabilidad económica, dejando en el paro a unas 3.000 personas, y a la ministra de Fomento no se le ocurre más que imponerle una sanción (impagable) de 9 millones de euros. ¿Por qué no se intervino antes la compañía?

4) Se suprimen las ayudas estatales para las nuevas plantas e instalaciones de generación de energías renovables.

5) La señora De Cospedal, tras llevar a cabo ajustes durísimos en su Comunidad, que suponen dejar a mucha gente de servicios públicos en la calle, anuncia muy ufana que «ha cuadrado el sudoku». A eso le llamo una frivolidad intolerable.

6) La alcaldesa de Madrid, señora Botella, pide voluntarios para atender, gratuitamente, diversos servicios municipales, que deberían ser llevados por funcinarios y/o contratados.

¿Seguimos?

III – Estoy completamente de acuerdo en que no se pueden exigir resultados tangibles a un Gobierno que lleva poco más de un mes funcionando. Lo que ocurre es que, a juzgar por las medidas y la política que está aplicando, exclusivamente con la vista puesta en el equilibrio fiscal, muchos tenemos razones para pensar que vamos por el camino equivocado, en lo que se refiere al tan ansiado crecimiento y a la generación de empleo. Simplemente, se está administrando la medicina incorrecta, que seguramente nos conducirá a una espiral recesiva.

En cuanto a las reformas estructurales, es decir, la laboral y la del sector financiero, dos breves comentarios. La reforma laboral no va a generar ni un solo puesto de trabajo, por la sencilla razón de que falla TODA la estructura económico-productiva del país, por su extrema debilidad, así como por la contracción de la demanda interna. Tan sólo dejará a los trabajadores aún más indefensos. Sobre la reforma financiera, ojalá sirva de verdad para impulsar nuestra economía, aunque tengo mis dudas de que se abra suficientemente el grifo del crédito, que este país necesita como el agua. Ya veremos.

Sería sumamente útil contar con un banco público que contribuyese activamente en este proceso, pero imagino que esta idea les parecerá una aberración a los dirigentes del PP, dada su ideología claramente neoliberal thatcheriana.

¿QUÉ HAY DENTRO DE LA MENTE DE RAJOY?

Ayer martes, durante su visita a Lisboa, el Presidente del Gobierno se pronunciaba una vez más sobre lo que parece haberse convertido en el eje radical de su política. Cuando se le preguntó sobre su opinión acerca de la nueva previsión del FMI sobre el déficit español en 2012, calculado ahora en nada menos que un 6.8%, declaraba a los periodistas que España cumplirá los compromisos de déficit estipulados; ahora éstos están en el 4.4%, y eso es lo que se cumplirá, remachó.

Mariano Rajoy, que siempre rehúye entrar en polémicas y debates, en los que evidentemente no se encuentra a gusto, ahora se ha aferrado a su nuevo discurso-eslógan de cumplir el objetivo de déficit, pase lo que pase. Lo va decir y a repetir hasta la saciedad, y si no al tiempo. Antes de las elecciones, sus lemas predilectos eran aquellos de que «nosotros sabemos lo que hay que hacer» o bien «mi gobierno va a generar confianza, que es lo que necesita España». Este hombre es de los que echan mano de una frasecita que suene más o menos bien, y luego la va pronunciando muchas veces y en todas partes, como para demostrar que tiene las ideas muy claras.

Mucho me temo que Mariano Rajoy es un hombre más de fachada que de ideas, como lo ha demostrado en innumerables ocasiones. Procurará en todo momento mantenerse un poco por encima de la batalla política diaria, mientras deja que se peleen y se desgasten sus colaboradores más inmediatos: Soraya, Montoro, Cospedal y demás. Por cierto, ¿qué ha pasado con su fiel  servidor Esteban González Pons, que tan bien cumplía su papel de vocero anti-zapaterista desde su tribuna de la calle Génova? Para mí es un misterio; es como si hubiera desaparecido de la vida pública. Bueno, la verdad es que tampoco me preocupa demasiado.

En fin, el humorista Peridis, como otros, ha captado muy bien la peculiar idiosincrasia del actual Presidente, dibujándole siempre recostado tranquilamente en un diván o pedestal y fumándose un buen puro, mientras a su alrededor suceden todo tipo de conflictos.

Un saludo.

GRITERÍO, CONFUSIÓN Y PESIMISMO

Supongo que el lector se habrá percatado de que no pasa una semana sin que diversos organismos económicos internacionales nos «regalen» los oídos con sus sesudas y pesimistas previsiones a la baja acerca de la evolución de la economía europea y española. Cuando uno enciende el televisor para ver el telediario, ya lo hace con el corazón encogido, pues ya da por seguro que va a escuchar muy malos augurios acerca de todos estos temas que hoy centran nuestra atención.

Ayer jueves, día 19 de enero, coincidieron en sus lúgubres pronósticos el FMI y la agencia estadounidense Fitch Ratings, que auguraron, respectivamente, dos años de recesión en España y una nueva rebaja en la calificación de nuestra deuda pública (¡qué majos que son!). Vivimos enmedio de un constante aluvión de noticias pesimistas, amenazas y duras advertencias. Unas veces es la señora Lagarde, del FMI, otras el Banco Mundial, casi siempre alguna de las tres «simpáticas» agencias de calificación de riesgos que todos conocemos, otras veces el servicio de estudios de una importante entidad bancaria, y en otras ocasiones la propia UE (la Comisión, el BCE o la mismísima señora Merkel). Las fuentes de malas noticias son múltiples y variopintas. Parece que da exactamente igual quién esté al frente del gobierno de la nación o si se adoptan medidas más o menos severas de ajuste. Los pájaros de mal agüero de las finanzas mundiales nos aturden en todo momento con su discurso desmoralizador.

Pero, si nos fijamos un poco, también observaremos contradicciones importantes en todas estas declaraciones.Por ejemplo, se está afirmando estos días que la economía europea, con todos sus problemas de deuda que la impiden despegar, puede poner en peligro el propio crecimiento de la economía mundial. ¡Vaya, por Dios! Ahora resulta que, además de estar pasándolas canutas, hablando en plan coloquial, nos endosan la responsabilidad de obstaculizar la buena marcha del resto de las principales economías del planeta. Siguiendo con su discurso, el FMI anuncia que necesitará con urgencia un BILLÓN DE DÓLARES más (por encima de sus actuales recursos) para contribuir al equilibrio del conjunto y «ayudar» a los que estén en mayores dificultades. Y yo me pregunto: ¿nos corresponderá aportar una parte de este enorme capital a los europeos en general (y a los españoles en particular) precisamente ahora, cuando se supone que padecemos tan grandes dificultades de financiación?

Otro ejemplo. Por un lado se nos exigen políticas de ajuste duro para España, en forma de mayor presión fiscal, reducción de gasto público, austeridad y reforma laboral (*), pero por otro lado se advierte al mismo tiempo que tales medidas van a dificultar seriamente nuestra recuperación (lo cual es cierto, por desgracia), lo que lleva a las propias agencias de calificación a rebajar de nuevo la valoración de los títulos de deuda de nuestro país. Naturalmente, esto no hará sino incrementar nuestras actuales dificultades de financiación y alejar más todavía nuestras perspectivas de crecimiento. Por fortuna, las últimas colocaciones de deuda española se están llevando a cabo con intereses cada vez más bajos, en clara contradicción con los criterios de estas agencias. Ojalá la tendencia favorable se confirme.

¿No es todo muy absurdo? Son muchos, demasiados en mi opinión, los que juegan a hacer previsiones más o menos sombrías, tomándose la libertad de darnos consejos e instrucciones sobre lo que se debería hacer. En un intervalo de muy pocos días, vuelven a modificar sus datos y predicciones, dando una vuelta adicional de tuerca para dibujarnos una panorama aún peor. Lo curioso del caso es que se lanzan tantos datos de previsiones que luego resulta muy complicado y prolijo contrastarlas con la realidad y comprobar si eran o no ajustadas; yo creo que esto nunca se hace, ya que a toro pasado las previsiones no interesan ya a nadie.

Para concluir este artículo, ¿no parece todo esto una especie de juego siniestro, con el que persiguen arrebatarnos la esperanza en un futuro mejor?

(*) Concretamente, la agencia Fitch llegó ayer al extremo de recomendarnos una reforma urgente de la sanidad y la educación públicas, lo que yo interpreto como una auténtica injerencia en la soberanía de un Estado.

¡QUIEREN RESUCITAR AL MONSTRUO!

El nuevo ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, nos sorprendió hace escasos días con su intención expresa de reformar la vigente Ley de Costas, haciendo algunos comentarios bastante preocupantes, como: «hay que poner en valor nuestro litoral», «el medio ambiente no puede frenar el desarrollo económico», o «hay que potenciar el turismo en nuestros parques naturales». No sé lo que opinarán ustedes, pero a mí se me pusieron los pelos como escarpias.

Estas declaraciones apenas disimulan una clarísima intención, por parte de un miembro destacado del nuevo gobierno, de hacer lo que sea por promover de nuevo el típico modelo desarrollista español, ése que se nos ha dado siempre tan bien, consistente en fomentar de nuevo la explotación urbanística en las costas (más bien en los pocos espacios naturales libres que aún nos quedan), promover aún más el turismo playero y, para colmo, encauzar una parte importante del turismo de masas hacia los espacios naturales más protegidos de nuestra geografía, para sacarles también beneficio económico, todo ello sobre la base de que el medio ambiente es algo secundario, que está bien, oiga, pero que nunca debe suponer un obstáculo para el desarrollo económico. Que todo esto lo diga el titular de la cartera de Medio Ambiente me parece el colmo de la desfachatez y de la locura.

Esta gente demuestra que no ha entendido nada de lo que ha pasado en España. Pretenden ni más ni menos que regresar al modelo urbanístico-inmobiliario que se colapsó estrepitosamente en 2007, que en modo alguno puede constituir una base firme y duradera del desarrollo económico de una nación, que sólo creó empleo mayoritariamente inestable y de baja cualificación y que, sobre todo, causó un daño ya irreparable a muchos espacios naturales de casi todo nuestro litoral (el más perjudicado, con diferencia, el arco mediterráneo). Además, demuestran un desprecio casi absoluto por todo lo que representa la lucha -mundial- por la preservación del medio ambiente, tan castigado precisamente en un país como el nuestro. No tienen visión de futuro, desconocen el concepto de desarrollo sostenible, tiene una mentalidad mediocre y cortoplacista, y carecen de imaginación para diseñar otro modelo de desarrollo viable y respetuoso con la Naturaleza. Señor Arias Cañete: ¡El medio ambiente nunca puede considerarse un obstáculo! ¡¡ES EL DESARROLLO ECONÓMICO EL QUE TIENE QUE ADECUARSE AL MEDIO AMBIENTE!!

Yo propondría para el señor Arias Cañete y sus dos jefes directos (señores Rajoy y Sáenz de Santamaría), como penitencia por decir y pensar cosas tan disparatadas, visionar doce veces seguidas la película-documental de Al Gore «Una verdad incómoda», con los ojos bien abiertos con grapas de oftalmólogo, para que se empapen como es debido de conciencia ecológica y reciclen sus mentalidades adecuadamente.

Para terminar, me permito pedir a mis lectores un favor muy especial. Dada la gravedad de lo aquí expuesto, que no me parece ninguna broma, les ruego que den a este artículo toda la difusión posible, para que pueda llegar al mayor número de personas sensatas que se pueda. Estos señores del PP han acumulado un gran poder en las urnas, lo que no puedo discutir como demócrata que soy, pero si lo que se proponen es volver a perpetrar atropellos de tal calibre, es necesario que encuentren una oposición ciudadana amplia y responsable. Yo no busco ningún protagonismo, pero sí quiero defender como sea unos principios que me parecen inviolables. Gracias anticipadas.

DEBATIENDO SOBRE LA ECONOMÍA ESPAÑOLA

El comentarista Iñaki Gabilondo, al que suelo seguir a diario en su videoblog de la web del diario EL PAÍS, reflexionaba ayer día 10 de enero acerca de la mayor o menor oportunidad del paquete de medidas de ajuste aprobado por el nuevo gobierno del señor Rajoy, así como de las consecuencias indeseadas que podría acarrear a nuestra maltrecha economía. A continuación, transcribo mi punto de vista inicial y, más abajo, reproduzco mi réplica personal a otro contertulio que, evidentemente, opinaba de manera muy distinta a la mía.

I – «Cada vez hay una mayor unanimidad en la opinión de que las medidas adoptadas por el Gobierno, que persiguen única y exclusivamente el ajuste drástico del déficit, van a crear más paro y a precarizar aún más el poder adquisitivo de la mayoría de los españoles. Es más, la previsible caída en el consumo interno y en las ventas empresariales pueden originar una bajada significativa en la recaudación fiscal (vía IVA), con lo que el propio objetivo del gobierno de equilibrar sus cuentas se pondrá de nuevo en peligro.

En macroeconomía no caben las visiones miopes ni las políticas unidireccionales. A menudo hay que aplicar medidas diferentes entre sí, pero complementarias, a fin de corregir situaciones indeseables sin desequilibrar peligrosamente el conjunto. En el campo de la medicina ocurre algo muy semejante. Tenemos cerca casos extremos, como Grecia o Portugal. Se han apretado tanto las tuercas de reducción del gasto público y exigencia de sacrificios a la población, que se han destruido las posibilidades de ambos países de iniciar una recuperación económica durante varias décadas. Se les ha privado de su futuro. Aquí podría ocurrir lo mismo.

Por otra parte, la ausencia de Rajoy de todos los actos públicos y comparecencias ante la prensa resulta insólita. Que yo recuerde, nunca ha sucedido nada igual en democracia. El recurso empleado por Soraya Sáenz de Santamaría de apelar a la «economía procesal» (¡curioso término, vive Dios!) resulta sorprendente y patético. Digan lo que digan los defensores de Rajoy y su nuevo gobierno, están errando clamorosamente en el fondo y en las formas.

Buenos días, Iñaki y contertulios.»

II – «A Ricardo (10:21 h). Como veo que me ha aludido directamente, voy a intentar contestarle de la forma más esquemática que me sea posible, porque no me gusta enrrollarme demasiado. Es evidente que usted (como «claro clarito» y alguno más) tiene una visión de la realidad y de las políticas que se pueden llevar a cabo muy distinta a la mía, por lo que dudo mucho que le pueda convencer; no obstante, allá vamos.

En primer lugar, quiero recordarle que la crisis en la que estamos inmersos es internacional, europea sobre todo, aunque en España, por las peculiaridades de nuestro modelo tradicional de desarrollo, las consecuencias sobre el empleo han sido mucho más dañinas que en otros países. Pero esto no ha sido «obra» de Zapatero, como se empeñan ustedes en recordarnos a cada momento, sino consecuencia de la crisis general y de nuestro ineficaz sistema productivo, y ahí entra de lleno la responsabilidad de las empresas, los empresarios y los bancos (que han actuado muy irresponsablemente, endeudándose hasta las cejas en el sector inmobiliario).

En cuanto a la previsión de déficit público, el nuevo gobierno simplemente ha corregido la cifra que antes se esperaba. Nada sabemos sobre su criterio de cálculo; en cualquier caso, es una estimación, que sin embargo ya se da como una cifra inamovible. ¿Será verdad o estará maquillada? Yo no lo sé. ¿Y usted?

Mire, yo no pido resultados a un gobierno que apenas lleva tres semanas de rodadura. Sin embargo, tengo todo el derecho del mundo a opinar sobre la idoneidad de su política, y estoy convencido de que las medidas adoptadas nos van a empobrecer aún más. Y, desde luego, tengo todo el derecho del mundo también a decir que nos han mentido (bueno, más bien han mentido a sus electores), cuando aseguraban que lo primero era el empleo. Ha sido un engaño mayúsculo, aunque algunos -si me lo permite- ya lo veíamos venir.

Por lo que concierne a la financiación del déficit, ustedes hablan como si tener ciertos niveles de endeudamiento y de déficit público fuera algo insólito y espantoso. Pues no, ni es nada nuevo ni tiene tanto de terrible, sino que es algo muy habitual en casi cualquier economía. Obviamente, la cuestión es mantenerlos en niveles razonables, de manera que la deuda emitida se pueda ir devolviendo en sus plazos correspondientes, y evitar por supuesto un encarecimiento anómalo de la deuda. Y aquí entramos en una cuestión en la que tiene mucho que ver el conjunto de la UE, su núcleo duro (Alemania y Francia) y el BCE, sus criterios actuales y los que puedan manejar en un futuro, que podrían cambiar el actual estado de cosas. En lo que yo insisto es que hay que buscar fórmulas, como sea, para fomentar el crecimiento de determinados sectores y actividades en nuestro país, de modo que puedan «tirar» de nuestra economía en un futuro más o menos próximo. Desde luego, el retirar 600 millones de euros a nuestro ya de por sí exiguo presupuesto de I & D es el peor camino para conseguir lo que acabo de exponer.

Cuando hablan de la pésima situación de la comunidades autónomas no gobernadas antes por el PP, se olvidan de hablar de la Comunidad Valenciana, que está igual o peor que las demás, y ha venido siendo gestionada por el PP desde hace muchos años.

Por último, y ya acabo, no se engañen. La reforma laboral no va a crear empleo, aunque se llegase al extremo (ojalá que no) de dejar el coste del despido en 0 euros. La reforma laboral sólo servirá a los empresarios para quitarse más «lastre», para despedir más fácilmente aún, pero no para contratar.

Buenas tardes.»

¿RUBALCABA O CHACÓN?

En su videoblog de hoy lunes 9 de enero, el periodista Iñaki Gabilondo reflexiona sobre la mayor o menor conveniencia de ambos candidatos para suceder a Jose Luis Rodríguez Zapatero en la Secretaría General del PSOE, y por tanto en la dirección del partido.

Como de costumbre, en casos similares, a continuación transcribo literalmente mi comentario, tal como aparece en el citado videoblog, y después añadiré alguna opinión adicional:

«En el momento presente, creo que Rubalcaba tiene más sabiduría política, solvencia y autoridad para coger las riendas del partido y liderar la oposición al gobierno de Rajoy. Rubalcaba posee dos cualidades muy importantes: inteligencia y experiencia, y además sabe escuchar. Ha cumplido con brillantez todos los papeles que se le han encomendado, y hay que tener muy en cuenta que no ha sido el máximo responsable de la política económica con Rodríguez Zapatero, por lo que no es justo responsabilizarle de los errores pasados en este terreno.

Por su parte, Carme Chacón también tiene muchas cualidades, desde luego, pero creo que le falta aún un punto de madurez y categoría política como para ponerse al frente del socialismo español, que es sin duda una misión muy delicada y difícil.

De cualquier forma, considero que lo prioritario ahora, más aún que el liderazgo de una persona determinada, es analizar en profundidad lo que no se ha hecho bien en esta última etapa, identificar los errores con nitidez y definir los nuevos objetivos del PSOE y una estrategia que encamine al partido hacia su recuperación. Ojalá la lucha por el liderazgo no debilite ni divida al partido, en estos momentos tan cruciales. Saludos cordiales a todos.»

Dicho lo anterior, me gustaría añadir que no creo en las rupturas ni en las refundaciones, sobre todo si nos referimos a una fuerza política, como es el PSOE, de tan dilatada y fecunda trayectoria en la vida política española. Lo que se necesita, ni que decir tiene, es un profundo y sosegado debate interno, en el que se señalen con claridad y sin pudor los fallos cometidos en estos casi ocho años de gobierno. Y, después, lo que procede es rectificar y corregir el rumbo, pero sin estridencias y sin excesos rupturistas. Me refiero concretamente a la necesidad de no tirar por la borda personas, ideas y formas de hacer política perfectamente válidas, en un afán desmedido de hacerlo todo de una manera completamente distinta y de presentar sólo caras nuevas. La juventud y la experiencia tienen que combinarse con armonía y sabiduría, y hay que hacer sitio a todos aquellos que acrediten auténtica valía, tengan la edad que tengan y hayan estado o no en gobiernos anteriores.

Haciendo un poco de historia, si nos remontamos al año 2000, cuando un casi desconocido Rodríguez Zapatero se hizo con la Secretaría General y transformó profundamente la cúpula del partido, en mi opinión se llevó a cabo una renovación excesiva y, lamentablemente, se perdió mucha madurez y experiencia. De alguna manera, se instaló el germen de muchos errores posteriores, con Zapatero ya en el gobierno, fruto de la excesiva bisoñez e inexperiencia de muchos de los nuevos responsables (incluido el propio presidente). Sería una pena repetir de nuevo aquella experiencia, que se ha mostrado perjudicial para el partido en el largo plazo. Espero y deseo que no se caiga otra vez en el mismo error.

P.D.: Sigo pensando que Alfredo Pérez Rubalcaba, hoy por hoy, es mucho más idóneo para dirigir el PSOE que Carme Chacón, la cual constituye sin duda un importante valor dentro del partido, pero que probablemente ganará más peso específico con el paso del tiempo.

EL NUEVO GOBIERNO MUESTRA SU VERDADERO ROSTRO

El viernes pasado, día 30 de diciembre, tras el consejo de ministros del nuevo Gobierno de Mariano Rajoy, se nos daban a conocer a los españoles en rueda de prensa las nuevas medidas urgentes encaminadas a la reducción del gasto y déficit públicos, principalmente:

  • Subida del IRPF, en mayor medida aplicable a las rentas del trabajo, y en menor cuantía a las rentas del capital.
  • Subida generalizada del IBI.
  • Congelación de los sueldos de los funcionarios, junto con la eliminación para este año 2012 de las aportaciones que se efectúan a sus planes de pensiones. A cambio, se incrementa su jornada laboral en 2,5 horas semanales.
  • Importante reducción del gasto público (en total, 8.900 millones de euros sólo para el primer trimestre del año).
  • Congelación de la tasa de reposición de plantillas en los distintos ministerios, excepto en ciertos colectivos (docentes, médicos y fuerzas de seguridad), a los que se limita a un 10%.
  • No renovación de la renta de emancipación a los jóvenes.
  • Congelación del salario mínimo, así como otras medidas de menor significación.

Por contra, se aprueba una subida del 1% a todas las pensiones, a partir del 1 de enero de 2012, si bien esta subida se puede considerar simbólica e incluso irreal, por cuanto será absorbida en muchos casos por el incremento del las cuotas del IRPF.

Todo este «jarro de agua fría» lo anunciaba a la sala de prensa una flamante vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, acompañada de varios ministros económicos (De Guindos, Montoro y Báñez), con un tono inequívocamente triunfalista y como de autosuficiencia, que contrastaba radicalmente con el triste contenido de los ajustes aprobados, que aseguran tiempos muy duros y difíciles para la mayoría de los ciudadanos españoles. En efecto, la forma de comunicar este paquete de medidas parecía trasmitir la idea de que «este sí que es un gobierno como Dios manda, que toma las decisiones que hay que tomar, y que se van a enterar todos de lo que es gobernar de verdad». Encima, se dijo claramente que esto era sólo el inicio del inicio. Hubo una referencia, ¡cómo no!, a la mala herencia recibida del gobierno socialista, para justificar la urgencia y el calado de todas estas medidas, ya que el nuevo equipo económico había calculado que el déficit público del ejercicio 2011 iba a ser significativamente mayor que el previsto por el gabinete anterior (8% frente al anterior 6%, defendido por la anterior vicepresidenta Elena Salgado). Habrá que creérselo, ¿no?

A este respecto, recordaba yo cuán diferente actitud mostraba recientemente la nueva ministra de trabajo italiana, cuando no podía contener las lágrimas al anunciar los sacrificios exigidos a los trabajadores de su país, mostrando una gran empatía con la sociedad y la clase trabajadora. También recordaba la decisión del nuevo presidente del gobierno italiano, Mario Monti, de renunciar a su sueldo de primer ministro, percibiendo tan sólo el que le corresponde como mero diputado. Esa actitud, de gran solidaridad con la gente de la calle, le honra. ¿Harían algo parecido Rajoy y sus nuevos ministros?

Está claro que el objetivo que se persigue es el de reducir a toda costa el déficit público previsto, gastando mucho menos y recaudando mucho más. Pero, ¿y las otras consecuencias? La subida del IRPF, la congelación salarial de muchos colectivos y el fuerte recorte de gasto público por parte de la administración del Estado van a reducir la renta disponible de los españoles y, por tanto, la demanda y el consumo internos. Consecuentemente, las ventas empresariales van a caer aún más y, por supuesto, NO SE VA A CREAR EMPLEO, sino más bien todo lo contrario. Esta política económica, adoptada con entusiasmo por el nuevo gobierno del PP, y que tanto va a satisfacer a la señora Merkel, va a producir sin ninguna duda empobrecimiento y una importante recesión. Y, ¡ojo!, la disminución de la actividad y las ventas empresariales llevarán aparejadas una caída en la recaudación, vía IVA, con lo cual no está nada claro que se vaya a conseguir la tan ansiada reducción del déficit en las cuentas públicas.

La reducción de unos 600 millones de euros en I+D+i es una pésima noticia para los que se dedican a la investigación en España, y por supuesto para el futuro tecnológico del país entero. Una vez más, el sufrido sector de la investigación en nuestro país sufre un fuerte castigo. También constituye una noticia muy desalentadora el recorte de 200 millones en el presupuesto de RTVE, porque amenaza seriamente su viabilidad, ahora que gozábamos de una televisión pública de prestigio y calidad, y con la mayor independencia informativa de toda su historia; muy posiblemente, RTVE tendrá que recurrir de nuevo a los ingresos por publicidad para poder salvar sus cuentas, y ojalá los recortes y los ajustes no vayan más allá. Sería muy lamentable.

¿Recuerdan ustedes el debate pre-electoral entre Rubalcaba y Rajoy, cuando el candidato socialista intentaba desvelar los verdaderos planes económicos del candidato popular, apuntando a una más que probable subida de impuestos, a lo que Rajoy respondía, muy ofendido, que eso no eran más que insidias? Pues bien, miren qué pronto las calificadas como «insidias» se han hecho realidad, a las dos semanas escasas de la toma de posesión de Mariano Rajoy. Así se escribe la Historia, señoras y señores, con engaños mayúsculos.

En este estado de cosas, la verdad es que se me antoja un tanto frívolo felicitar el Año Nuevo a mis amigos y lectores. Es más, me parece incluso sarcástico por mi parte. Lo más que puedo hacer es desearles a todos los menores males posibles y que, todos juntos, aguantemos el chaparrón como mejor podamos. ¡Buena suerte, amigos!