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«MEMORIAS DE ÁFRICA»: EL MÁGICO VUELO DE KAREN Y DENYS

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          En 1985 el gran cine nos obsequió a los espectadores de todo el mundo con una obra excepcional, «Memorias de África» («Out of Africa» según su título original), basada en el libro autobiográfico del mismo nombre de la escritora danesa Isak Dinesen, publicado en 1937. Isak Dinesen, que en realidad era el pseudónimo literario, puesto que su verdadero nombre era el de Karen Blixen, cuenta en el libro su propia experiencia vital en Kenia, Africa Oriental Británica, entre los años 1913 y 1931. Casada con su primo segundo el barón Bror von Blixen, abandonó su Dinamarca natal y se estableció junto a su marido en las proximidades de Nairobi, donde ambos se empeñaron en sacar adelante una plantación de café. Su vida pronto se vio llena de dificultades, tanto económicas como afectivas, pues enseguida se hizo evidente el desapego que su esposo, inquieto y mujeriego, sentía por ella, lo que condujo a su separación. Sin embargo, Karen desarrolló una fuerte personalidad, tomó las riendas de su plantación, hizo frente como pudo a las adversidades y acabó enamorándose profundamente en una doble dimensión: por un lado, del apuesto cazador inglés Denys Finch Hatton, con quien vivió un intenso romance, … y, por otro lado, de África misma, de su paisaje, su atmósfera, sus bellezas naturales y las gentes primitivas que en ella moraban.

          La película dirigida por Sydney Pollack, una adaptación de la novela anterior, como decíamos antes, tuvo merecidamente un rotundo éxito tanto de público como de crítica. Contó para sus personajes principales con una Meryl Streep en estado de gracia, metida a la perfección en el papel de Karen Blixen, y un Robert Redford en el cenit de su espléndida madurez, encarnando al aventurero Denys Finch Hatton. La dirección de actores, la fotografía, la puesta en escena, los paisajes naturales escogidos, la recreación de aquel periodo histórico colonial (marcado al principio por el estallido de la Primera Guerra Mundial), y por supuesto la maravillosa e inolvidable banda sonora del compositor John Barry, todo ello contribuyó a convertir este producto cinematográfico en una obra memorable. No en vano fue galardonada con 7 Oscar de la Academia de Hollywood, además de muchos otros premios (BAFTA, Globos de Oro, etc.).

          A mí me gustaría centrar la atención del lector sobre la que considero, si se me permite, una de las escenas más hermosas de la historia del cine. Lo único que yo reprocharía a la misma es que resulta demasiado breve, de apenas unos tres minutos de duración (¡cómo me hubiera gustado que se prolongase por mucho más tiempo!), pero es de una belleza casi absoluta y transmite una emoción intensísima al espectador. Me refiero. naturalmente al vuelo, con que Denys (Robert Redford) obsequia a su amante Karen (Meryl Streep) a bordo del frágil biplano amarillo que el primero acaba de adquirir en Mombasa (recojo más abajo, al final de estas líneas, una dirección de Youtube, que he escogido por su buena calidad, para que el propio lector se deleite con la escena). Tras aterrizar por sorpresa en un terreno próximo a la casa de Karen, Denys invita a nuestra protagonista a subir a bordo del aeroplano. Ella, pese a los naturales recelos que pudiera sentir en ese preciso instante (al fin y al cabo su compañero había aprendido a volar ¡apenas un día antes!), toma asiento delante del puesto de pilotaje y se coloca las gafas de aviador. Pronto emprenden el vuelo … y comienza la magia. Bajo la asombrada mirada de Karen va apareciendo el interior del África más salvaje y espectacular, mientras la bellísima pieza musical de John Barry («Flying over Africa») suena de fondo. Vemos corrientes fluviales, cascadas, sabanas interminables, montañas majestuosas, cráteres, grandes lagos, manadas de herbívoros en plena libertad, gigantescas bandadas de flamencos alzando el vuelo al paso del pequeño De Havilland, … La profunda emoción que siente Karen, que el espectador capta íntegramente y también hace suya, la lleva finalmente a extender su mano hacia atrás, hacia la de Denys, en un gesto de pleno y sincero agradecimiento.

          ¡Gracias a Karen Blixen, a su libro, y la espléndida película de Sydney Pollack, por regalarnos este retazo de pura belleza!

Para ver la escena, véase el enlace: https://www.youtube.com/watch?v=XUXs8dGxWyo