Archive for 6 de abril de 2011

CUESTIONES PARA UN DEBATE RENOVADO

                                   

          Este país nuestro necesita con urgencia superar el actual panorama político, este continuo rifirrafe y cruce encolerizado de acusaciones en que se ha convertido el debate entre partidos, este tono crispado y casi infantil que la mayor parte de los políticos utilizan al hablar del adversario. El Partido Popular ha hecho de la descalificación y del ataque sistemático sus señas de identidad. El gobierno y el Partido Socialista se defienden como pueden y, con frecuencia, caen al mismo nivel que sus irritadísimos detractores. Los medios de comunicación destacan estas trifulcas hasta la saciedad en telediarios, portadas de periódicos, noticiarios de la radio, páginas web (ellos tienen mucha responsabilidad de lo que ocurre). Y la ciudadanía está cansada y harta. ¿Es que la clase política no tiene otra cosa mejor que hacer y proponer?

          Es imprescindible elevar el debate, poner sobre la mesa asuntos serios e importantes, hacer propuestas positivas y llegar a acuerdos de colaboración en cuestiones básicas para el bienestar de nuestra sociedad. Para eso se les elige y se les paga, y los ciudadanos tenemos el derecho y el deber de exigírselo.

          Y para predicar con el ejemplo, me atrevo a proponer aquí algunos temas de capital importancia sobre los que, a mi modesto entender, tendría que centrarse el debate nacional.

  • Definición de un nuevo modelo productivo.  Tras el fracaso del modelo anterior, dominado por el sector de la construcción, es preciso definir y potenciar aquellos otros sectores sobre los que se ha de basar en el futuro nuestra prosperidad: turismo de calidad, nuevas tecnologías, reciclado y protección medioambiental, agricultura, aeronáutica, energías renovables, etc. Quizás sea esta la cuestión más difícil, pero los políticos tienen la obligación de estrujarse el cerebro e ir definiendo el camino a seguir.
  • Definición de un modelo energético. De una vez por todas, hay que discutir y resolver la cuestión de la energía nuclear. Hay que aclarar si es o no segura y si es o no aconsejable, y hacérselo saber a la ciudadanía de manera clara y pedagógica. Estoy convencido de que la energía solar tiene mucho camino por delante y puede dar mucho más de sí. Hay que despejar los problemas que dificultan su desarrollo y, si falta la iniciativa privada, no sería ninguna insensatez promover una empresa pública que se ocupe de desarrollarla. Un país como España podría ser una verdadera potencia en energía solar.
  • Educación de calidad. Toda sociedad moderna otorga la máxima importancia a su sistema educativo. No es admisible el discreto o incluso mediocre nivel de calidad de nuestra enseñanza (en ESO y Bachillerato sobre todo) cuando nos comparamos con otros países desarrollados (Alemania, Francia, Reino Unido, países escandinavos, Corea del Sur, Japón…). Hay que luchar contra estos pobres resultados como sea y caminar hacia una excelencia educativa en todos los niveles.
  • Adelgazamiento y correción del estado de la autonomías. Sin ánimo de renunciar al modelo autonómico en sus líneas maestras, parece evidente que se ha llegado a un nivel de gasto público insoportable, con tantos parlamentos y diputados regionales, tantos altos cargos, consejeros, viceconsejeros, directores generales, etc. Hay que reducir con prudencia toda esa gran «cabeza» administrativa, redefinir competencias y devolver algunas al Estado central. Se debe encontrar un equilibrio sensato entre una administración austera y un gasto público enfocado directamente a la creación de riqueza (fomento, obras públicas, ayudas a los sectores productivos), siguiendo las ideas keynesianas, que han mostrado sobradamente su eficacia en el pasado.

          En fin, no deseo ser exhaustivo ni extenderme más. Ahí dejo unas cuantas ideas, sobre las que la clase polìtica española tendría que debatir y consensuar más. Demostrarían categoría y profesionalidad, y darían un ejemplo infinitamente mejor a la gente de la calle. España puede ser un gran país; hay conocimiento, técnicos y profesionales de sobra, pero debe haber una voluntad política fuerte que encauce adecuadamente los esfuerzos de todos.